domingo, 9 de agosto de 2009

Libros I



Si existen en la historia de la literatura dos personajes que sean el símbolo de los eternos enamorados, serán sin duda, desde que Shakespeare los inmortalizó en su tragedia, Romeo y Julieta.
Como dice uno de los versos de la obra, ambos nacieron bajo estrellas impropicias, y aunque su amor no tuvo un cumplimiento feliz, su muerte, como en los dramas griegos, purificó y desterró el odio del corazón de Capuletos y Montescos, las dos familias rivales.

Romeo y Julieta es la historia de un amor que nace imposible y, signado por una serie de malentendidos, acaba con la muerte de los amantes. También es el arquetipo de la tragedia amorosa. Porque los dos adolescentes de Verona, que reavivan el odio entre las familias Montesco y Capuleto y subvierten el orden de la ciudad de Mantua, corporizan la pasión por excelencia; aquella que desatiende consejos y órdenes públicos y quiere moldear el mundo a la medida de sus deseos.

Con esta obra Shakespeare alcanza una cima lírica inigualada. La potencia y la belleza de sus versos es tan abrumadora que al leerlos se piensa que acaso el amor haya nacido cuando fueron escritos. Y que la misión secreta del drama es velar para que ese sentimiento no desaparezca nunca.

"porque es un amor imposible, que nacio en la adversidad y nunca la pudo superar, los dos amantes son eso mismo amantes de por vida, por que su amor es por siempre y para siempre. El destino solo los dejo amarse para poder morir por ese amor.... tu moririas por mi amor?"

No hay comentarios: